Persona, entorno y tecnología
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Hola, soy Alfonso Bruna y tengo la suerte de coordinar el equipo de U/able. Nuestro trabajo más común es el de realizar consultaría de diseño de espacios para las personas. ¡Que NO¡ ¡Que no es ACCESIBILIDAD, que es experiencia del usuario!
En cualquiera de esos casos, se suele hablar de “accesibilidad” cuando en realidad se quiere decir “normativa”, y es que la “accesibilidad” – para ese parte del mundo de la arquitectura y el interiorismo – está directamente ligada a dos conceptos: “el cumplimiento de una norma” y “las personas con discapacidad”.
Generalmente primero diseñamos y luego, comprobamos si lo que hemos diseñado cumple ciertos requisitos que están – más o menos – tasados.
El concepto “cumplimiento de una norma” nos suele arrastrar a utilizar criterios de mínimos y – a veces – a intentar la forma de hacer incluso menos que eso.
Os puedo asegurar que la mayoría de las consultas que nos realizan los técnicos suelen girar alrededor de cómo se puede interpretar una norma para que un pasillo pueda ser más estrecho, más largo, con más desniveles o una cabina de aseo pueda ocupar menos espacio.
Desarrollada esta técnica de diseño, la base del diseño inclusivo está en poner el foco en la “experiencia del usuario” como objetivo principal y que – consecuentemente – vamos a conseguir implantaciones que cumplen un programa de necesidades, espacios que son rentables y productivos y quién sabe, algún día, dignos de un premio, ¿por qué no?
Poner el foco en la “experiencia de usuario” es – fundamentalmente – pensar en como va a ser utilizado el espacio (producto o servicio) por las personas que harán uso de este. Solo así, poniéndonos en la piel (o en los zapatos) del usuario comprenderemos que esa entrada que estamos diseñando será utilizada por una persona que arrastra una maleta, que por ese pasillo discurrirán varias personas en sentido contrario o que esa silla será utilizada por una persona embarazada o más corpulenta de lo que parece habitual.
No necesitas una normativa que te indique que la entrada no debe tener peldaños, el pasillo debe tener un ancho especial o que debes elegir una silla con reposabrazos.
En realidad, poner el foco en la “experiencia del usuario” no es algo nuevo que se haya inventado, sino que la industria en general, la del diseño en particular, el marketing, la gestión empresarial y casi cualquier actividad profesional de las que nos rodean utilizan este criterio.
¿Es simplemente que en el diseño arquitectónico no suele emplearse? Pues no estoy seguro, pero nosotros que hacemos “arquitectura inclusiva” si que lo hacemos.
Piensa en el teléfono móvil, el vehículo que utilizas, el ordenador, o hasta los zapatos que llevas puestos, o en el dentista, abogado o frutero al que acudimos. En función lo satisfactoria o no que sea tu “experiencia de usuario” con ese producto o servicio será tanto más exitoso, productivo, rentable, como sus diseñadores hayan conseguido.
Pensar en “¿para qué?” y en “¿cómo?” a la hora de diseñar un espacio o elegir un producto, equipo o mobiliario para nuestro proyecto arquitectónico siempre nos va a poner del lado de la “experiencia del usuario” y solo si conseguimos que esa experiencia sea satisfactoria nuestro proyecto será un proyecto de calidad.
Un buen amigo (gracias Luismi) me decía “Alfonso, si la televisión dependiera de que el espectador diera pedales, casi nadie vería la televisión”.
Esta anécdota ilustra como en la facilidad de utilización está una de las bases del éxito de productos y servicios y – sin duda, también – de los espacios. QUE SEA FÁCIL
Piensa ahora en la puerta de acceso al portal de tu vivienda,
Este sencillo ejemplo que casi todos nosotros hemos experimentado en alguna ocasión es solo un ejemplo de las inconsistencias de diseño que puede encontrarse no solo al diseño de la “arquitectura” del edificio, sino también sus instalaciones y mobiliario.
Personalmente creo que es llamativa la poca atención que los fabricantes de productos “contract” prestan a los criterios de “accesibilidad” (léase usabilidad) de sus productos.
Experiencias como las de Google, Orange o Barclays, demuestran como el camino hacia la inclusión (incorporar personas con necesidades especiales en su organización, en toda la cadena de su organización), ha beneficiado o sino posibilitado la creación de productos y servicios innovadores y sorprendentes para el usuario.
El caso Google demuestra que nunca hubiera habido un navegador que ofrezca la ruta mas adecuada para que una persona que lleva un cochecito de niños pueda desplazarse por una ciudad de un lugar a otro, si uno de sus ingenieros de desarrollo no hubiera tenido un accidente que le obligó a desplazarse en silla de ruedas.
En el caso Barclays, la apuesta por la accesibilidad le ha reportado una mejor experiencia y acercamiento del cliente y – además – tiene empleados más productivos y comprometidos, se ha reforzado el impulso de su marca y reducido los riesgos.
El diseño de servicios, productos y espacios con criterios de “Accesibilidad Universal” garantiza que será utilizado satisfactoriamente por un mayor número de personas, además lo harán en condiciones de seguridad.
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