Sólo con la luz podemos percibir los espacios. Pero con la luz se puede influir también en la percepción arquitectónica: ella amplía y acentúa los espacios, establece vínculos y delimita áreas y zonas. El material y la forma, así como la luz, su dirección y temperatura de color determinan como percibimos las formas que vemos.
Si nos trasladamos al ámbito de los hoteles, la luz combina su parte más técnica con la estética, las recepciones juegan con iluminaciones arquitectónicas que despiertan emociones y conectan con las expectativas. En las habitaciones se genera confort con zonas diferenciadas en función de la actividad. Combinar iluminaciones difusas y directas, crea volúmenes y sombras que modifican la percepción e impresión espacial.
El reto en el diseño de iluminación de restaurantes consiste en combinar los aspectos funcionales con la estética de la arquitectura y la interpretación del contenido del concepto gastronómico, creando una sensación de privacidad en cada mesa a la vez que se escenifica el restaurante como un todo con zonas diferenciadas por el cromatismo y la decoración.