Persona, entorno y tecnología
6 min. Lec
En los dos últimos años hemos vivido una transformación radical de nuestro modo de comunicar. Hemos aprendido a valorar de un modo bueno, a entender realmente qué es lo que nos aporta el poder ver a la otra persona, el poder percibir su presencia física, el poder conectar con sus sentimientos, con sus necesidades, con su estado de ánimo, con sus preocupaciones...
Sin embargo, lo que es simplemente transmisión de información o sincronía de pensamiento o de decisiones, pues eso se puede hacer en remoto. Por lo tanto, creo que este experimento nos ha llevado a ser más un experimento social y mundial, en el que hemos tenido que estar distanciados socialmente durante muchos días, semanas, meses, en algunos países, incluso años, nos ha llevado a valorar lo bueno y lo necesario de esa presencialidad y en qué casos no aporta un valor específico. Por lo tanto, el coste del desplazamiento tanto en tiempo como socialmente, generando un impacto de polución y de ruido, no merece la pena para esa presencialidad.
A la vez, también nos hemos dado cuenta de que hemos vuelto a valorar de un modo mayor, esas relaciones interpersonales que tenemos fuera de los espacios de trabajo. Y han sido días, semanas y meses en los que hemos estado realmente preocupados y buscando la manera de estar en contacto con los nuestros, con nuestros familiares cercanos más queridos, con nuestros amigos íntimos, que nos aportan un valor y un bienestar. Y eso creo que es algo también muy importante, porque a veces cuando lo tienes no eres capaz de sopesar la importancia que eso tiene en tu vida. Creo que esta pandemia nos ha llevado a valorar mucho más a los seres queridos, las relaciones tanto dentro de nuestra familia como en nuestro entorno social, incluso aquellas personas del trabajo a las que, más allá del valor profesional que puedan aportar a nuestros proyectos, también les tenemos un aprecio y un cariño especial.
Por otra parte, creo que vamos a ver cada vez más que crece en importancia los espacios de coworking. Espacios flexibles donde realmente se puede trabajar una mañana, un día, dos días, tres días, se puede hacer una reunión de trabajo, se puede organizar una reunión con un cliente… Creo que en las ciudades vamos a ver, muy especialmente en las grandes ciudades, como disminuye los viajes por negocios y por lo tanto como los hoteles se transformaran, se reinventaran.
Ojalá no, pues yo sueño con el día en el que los ayuntamientos, las municipalidades, más allá de ofrecer grandes espacios a veces de conciertos o de teatros, que el ratio de ocupación y el ratio de utilización es muy, muy pequeño, ofreciesen espacios de coworking. Esto ayudaría muchísimo a ese proceso de realización. Por otra parte, espero y deseo también que esto revierta en que las ciudades tengan más espacios verdes, más espacios de encuentro. Porque nos hemos dado cuenta de la necesidad de esos espacios de encuentro y también la bondad de que esos espacios sean al aire libre.
Comparte esta publicación