Aprendiendo a volar
4 min. Lec
Muchos son los aspectos que han cambiado o se han acelerado drásticamente en nuestra sociedad en los últimos 2 años afectando a comportamientos individuales y colectivos.
La necesidad de transformar la Ciudad para dotarla de una escala humana, personal, amable es quizá uno de los debates más apasionantes surgidos entre urbanistas, arquitectos y los propios ciudadanos, incluso algunos políticos con visión de futuro.
En este debate se mezclan muchos factores que, además, tienen un vinculo directo con aspectos de sostenibilidad y respeto al medioambiente, como el futuro del coche eléctrico, la conducción automatizada, el uso de energías renovables, los métodos de transporte público, la potenciación del car sharing después extendido a bicicletas, patinetes y motocicletas, o los medios de transporte como Uber, Cabify o similares que han reducido sobre todo en las grandes urbes, la necesidad del vehículo privado, el cual a su vez es objeto de restricciones severas.
Pero la Ciudad, además de liberarse del peso que suponen los medios de transporte y la contaminación acústica y la polución que inconscientemente nos rodea, necesita reinventarse a modo de ágora moderna, buscando espacios de convivencia, de encuentro, de recuperación del entorno natural y donde el ser humano sea el protagonista. Recuperar espacios para que niños y mayores vuelvan a las calles y a las plazas, parques infantiles, jardines.., a jugar, pasear, correr, charlar y les acojan de forma amable. Espacios pensados en la convivencia como respuesta a un período de reclusión forzada que nos ha provocado un sentimiento de introspección para darnos cuenta de la necesidad de contactar con los demás en el día a día.
Y también la ciudad se vuelve inteligente, adopta nuevos sistemas de conectividad, way finding, integración de nuevas tecnologías , para permitirnos navegar con más facilidad dentro de sus mil capas ( cultural, geográfica, laboral, arquitectónica, sanitaria…)
El trabajo a distancia, el trabajo «híbrido» hace que la oficina tradicional se haya convulsionado para transformarse en un espacio de encuentro al que vamos cuando necesitamos interactuar. Surgen espacios de coworking en los que lo importante es diseñar ambientes en los que facilitar la transferencia del conocimiento y las experiencias. Nacen los espacios de co-living, los hoteles se transforman para sumarse a la tendencia de espacios versátiles, el turismo acoge modelos de intercambio de residencia impensables hace no muchos años, los centros comerciales quieren dejar de ser impersonales, y los pequeños y grandes negocios invierten ingentes (a la vez que necesarias) en busca de esa experiencia de cliente o del usuario para, no sólo atraerlo, sino fidelizarlo.
Comparte esta publicación