Persona, entorno y tecnología

04/ 05/ 2022

6 min. Lec

Muchos son los aspectos que han cambiado o se han acelerado drásticamente en nuestra sociedad en los últimos 2 años afectando a comportamientos individuales y colectivos.

No soy partidario de hablar acerca de la pandemia que el mundo aún experimenta, pero sí del efecto que ha tenido a la hora de replantear el sentido de nuestras vidas, el modo de relacionarnos y la importancia de las pequeñas cosas, de nuestra visón «micro» que, consideradas de manera agregada configuran una visión «macro» acerca de cómo puede llegar a ser el futuro de nuestra sociedad.

La ciudad , un debate abierto.

La necesidad de transformar la Ciudad para dotarla de una escala humana, personal, amable es quizá uno de los debates más apasionantes surgidos entre urbanistas, arquitectos y los propios ciudadanos, incluso algunos políticos con visión de futuro.

En este debate se mezclan muchos factores que, además, tienen un vinculo directo con aspectos de sostenibilidad y respeto al medioambiente, como el futuro del coche eléctrico, la conducción automatizada, el uso de energías renovables, los métodos de transporte público, la potenciación del car sharing después extendido a bicicletas, patinetes y motocicletas, o los medios de transporte como Uber, Cabify o similares que han reducido sobre todo en las grandes urbes, la necesidad del vehículo privado, el cual a su vez es objeto de restricciones severas.

También en esta esfera nos encontramos con el impacto tan importante del trabajo a distancia y la necesidad de desplazarse o no entre residencia y oficina, el denominado «commuting» en terminología anglosajona, reduciendo la necesidad de transferirse innecesariamente cada día a nuestro lugar de trabajo, incluso hasta el punto que muchas personas han optado por alejarse definitivamente de la gran ciudad para trasladarse a entornos rurales menos duros. Ni que decir tiene sobre el impacto en los viajes de negocio locales, nacionales o internacionales.

Pero la Ciudad, además de liberarse del peso que suponen los medios de transporte y la contaminación acústica y la polución que inconscientemente nos rodea, necesita reinventarse a modo de ágora moderna, buscando espacios de convivencia, de encuentro, de recuperación del entorno natural  y donde el ser humano sea el protagonista. Recuperar espacios para que niños y mayores vuelvan a las calles y a las plazas, parques infantiles, jardines.., a jugar, pasear, correr, charlar y les acojan de forma amable. Espacios pensados en la convivencia como respuesta a un período de reclusión forzada que nos ha provocado un sentimiento de introspección para darnos cuenta de la necesidad de contactar con los demás en el día a día.

Y también la ciudad se vuelve inteligente, adopta nuevos sistemas de conectividad, way finding, integración de nuevas tecnologías , para permitirnos navegar con más facilidad dentro de sus mil capas ( cultural, geográfica, laboral, arquitectónica, sanitaria…)

La experiencia de usuario como factor de captación y fidelización

Como el negativo de una fotografía, el mismo proceso sufrido en la cara visible y externa  de las ciudades  lo observamos en el interior de los espacios en los que convivimos. Da igual que hablemos de un espacio de trabajo, de un centro comercial, un restaurante, un hotel, una pequeña cafetería. Lo que ahora encontramos es una necesidad real de lograr que la persona individual se integre con el espacio en el que habita como si se encontrase en su propia casa, y que persona , espacio, tecnología, naturaleza logren ese equilibrio perfecto que nos permita desarrollar nuestras capacidades individuales  y colectivas. Espacios de bienestar , de confort, de productividad, donde estamos porque nos sentimos a gusto y queremos estar.

El trabajo a distancia, el trabajo «híbrido» hace que la oficina tradicional se haya convulsionado para transformarse en un espacio de encuentro al que vamos cuando necesitamos interactuar. Surgen espacios de coworking en los que lo importante es diseñar ambientes en los que facilitar la transferencia del conocimiento y las experiencias. Nacen los espacios de co-living, los hoteles se transforman para sumarse a la tendencia de espacios versátiles, el turismo acoge modelos de intercambio de residencia impensables hace no muchos años, los centros comerciales quieren dejar de ser impersonales, y los pequeños y grandes negocios invierten ingentes (a la vez que necesarias) en busca de esa experiencia de cliente o del usuario para, no sólo atraerlo, sino fidelizarlo.

Este monográfico pretende mostrar algunos aspectos que, sin ser del todo nuevos,  han tomado un protagonismo absoluto  a la hora de concebir, diseñar, ejecutar y vivir  los espacios de interior en los que desarrollamos nuestras vidas personales, sociales  y profesionales y contribuir de alguna forma a entender mejor los aspectos que condicionarán la configuración de estos nuevos espacios, y para ello analizamos de profesionales reconocidos aspectos tales como el confort acústico, la correcta iluminación, el impacto del uso de materiales sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, la salud mental, la accesibilidad entendido en sentido amplio, la biofilia…

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